¿Nunca os ha pasado que conocéis a alguien flirteáis y os dais cuenta de que esa persona es 'demasiado'?
Cuando digo demasiado me refiero a esa sensación de que por un motivo u otro esa persona queda fuera de nuestro alcance, como si hubiese unas leyes naturales que nos separasen en castas y esa persona fuese un equivalente a los brahmanes...
A mi un par de veces.... primero con un hombre y al tiempo con una mujer.
Pero hoy os hablaré de él; Madrileño, cuarentón, ejecutivo de éxito..... El perfil perfecto para que me derritiese.....
Nos conocimos por internet, hubo química al primer mail, porque aún existiendo whatsapp nos correspondíamos con mails eternos, respondidos sobre el anterior que hacían una verdadera delicia la comunicación.
Agilidad en la palabra y ciertos cultismos de denotaban que detrás había alguien que valía la pena descubir. Se trataba de uno de esos hombres que visten traje de lana fría, que cuando se refiere a UK te habla de la 'pérfida albión' o en mitad de una frase es capaz de utilizar un 'insoslayablemente' sin despeinarse. Era un constante esfuerzo mantener su nivel de léxico y eso aún me gustaba más.
Inevitablemente la cosa tomó un cariz tórrido y decidimos que la mejor forma de evitar la tentación era caer en ella, así que después de un tiempo organizamos una maravillosa escapada de fin de semana para dar rienda suelta a las ganas mutuas físicas y mentales que teníamos. Hotel de lujo asiático en la ciudad condal, cena reservada en un maravilloso sushibar........
Pero no pude evitar pensar en que 'era demasiado' y le di 'plantón' 2 días antes de vernos.
Las mejores historias son las que no suceden, esas que con el tiempo tendemos a idealizar y a pensar qué hubiese pasado si.....
En este caso, al tiempo caí por Madrid, le avisé de que iba a ir y me invitó a visitarle en su despacho, un día en que sólo estaba él.....