domingo, 30 de junio de 2013

Justificándome

Bueno.....

Tras algunas conversaciones sobre una de las entradas del blog creo que hace falta un pequeño matiz al tema.

Hace unos días hablaba de que a veces conoces gente que te parecen 'demasiado' y tal.... Hay gente que me ha dicho que ¡cómo puedo decir eso! que nadie es demasiado para nadie y todas esas cosas tan molonas que nos decimos...

Los que llevamos X años socializando por la red tenemos una visión diferente de la vida social 2.0. Mis primeras conversaciones andaban por Lanetro con una conexión de esas de esperar a que fuesen las 17:00 para conectarse al módem. Mucho ha llovido de eso pero sí que me ha aportado cierto bagaje sociológico. Hay gente que ni frío ni calor, hay gente que te cae mal, hay gente con la que conectas y luego hay gente, los menores de los casos que no sabes cómo ni porqué pero tienen algo que te atrae y te hace sentir pequeñ@ a la vez. Y esa pequeñez de la que hablaba es la que quería matizar....

Quiero aclarar que en los dos casos que me pasó (si hablamos de tiempos modernos) fue una sensación de primer momento de eso de 'cómo alguien así está hablando conmigo', en el caso del tipo que hablo en el blog era un 'demasiado' intelectualmente. Se trata de una persona cultísima, de estos madrileños con pedigree que ha vivido en varios lugares de Europa, profesor universitario,  con una riqueza personal/intelectual y una elegancia que ya la quisiera yo para mi algún día. De esas personas que te eclipsan por todo lo que tienen para aportar, gente magnética que te hacen sentir una polillita acercándose a una luz azul neón que provocará que te achicharres per inevitablemente lo haces.

En el otro caso fue un 'demasiado' físico. La genética fue muy generosa y es de esas personas con un físico impresionante, de esos físicos que nos resultan abrumadores a los  simples mortales que lidiamos con mil imperfecciones. Alta, esvelta, guapa... incluso siendo fumadora tenía una sonrisa bonita..... Con gente así sólo hay 2 opciones; odiarles por pura envidia o no poder dejar de mirarles. Yo en su momento opté por la segunda.


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